Al fin el día había llegado, el segundo sábado del mes de febrero era el indicado, iniciaba el Carnaval, el entusiasmo era extremo, desbordaba de alegría pero igual algo de pánico no permitía que la alegría fuera entera, lo que de igual modo no quitaba todas las esperanzas que tenia el muchacho, muy tranquilamente se puso el traje de tipo victoriano, y dio así rienda suelta a la locura del amor
En las calles todo era luces, trajes típicos del siglo XVIII y XIX, y sobre todo muchos antifaces.
Thiago se perdió entre la muchedumbre y la música clásica que sonaba de fondo. Los bailes medievales ya se entonaban, el carnaval había comenzado, en su desorientación fue metido de modo abrupto a un circulo donde bailaban hombres que agasajaban a una muchachas que también formaban otro circulo dentro del mismo, su mirada estaba como perdida, no encontraba lo que tanto buscaba, las horas pasaban, la música y las danzas transcurrían y con ellas también la desilusión.
Ya era muy tarde y debía volver a casa de los tíos, ese sábado a fin de cuentas termino con una gran decepción. Algo dentro suyo le decía que se estaba apresurando, que aun quedaba tiempo, que no bajara los brazos.
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