Los días corrían rápido, ya había pasado la primera semana del año. Pablo lo llamo para saber como estaba. Su llamada fue muy bien recibida, hablaron como siempre de todo un poco. El le decía que lo esperaba para Febrero, había una gran actividad para hacer. Thiago asentía a su amigo, en ese mes el volvería para España.
Quería aprovechar sus últimas semanas en Escocia para meditar, pensar. Tenía muchas ideas en mente, planes, proyectos, sueños. No sabía por cual empezar. Casi de modo instantáneo, cuando pensaba en su futuro, no podía evitar pensar en Shanti, en sus ojos, en las charlas que habían compartido, en su personalidad, su voz. Se estaba encaminando quizás en el amor. El tenía miedo, no solo por las distancias físicas, sino las distancias culturales, después de todo ella aunque su padre no era Hindi, se crío en
Sentía que poco a poco se iba involucrando más con ella. Era conciente que se tendría que fortalecer ante cualquier desajuste que el destino hiciera y pudiera derribar todo lo que pasaba por su corazón. Ya no era el ingenuo adolescente que se dejaba llevar por todo lo que sus emociones le decían, los errores lo curtieron, le hicieron aprender muchas lecciones. Sabia que los impulsos no son los mejores consejeros, que muchas veces estos lo llevaron a la bancarrota.
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