martes, 1 de noviembre de 2011

Noveno capitulo: el otro lado de la rutina


Faltaban horas para que el avión saliera. Shanti no había contestado. Thiago medio molesto por la no respuesta, antes de salir del hotel rumbo al aeropuerto, la llama. Atiende ella. Le pide perdón por no haberle podido contestar, había leído el correo, pero por motivos de fuerza mayor no pudo responderle. Le dijo que no se preocupe, que viaje tranquilo, que seguirían en contacto. Prometió tratar de contestarle futuros correos en tiempos más justos. Se despidieron de modo muy acongojado. Antes de cortar el le dice que la va a extrañar, a lo que ella respondió con un ''yo también''. Ambos tomaron fuerzas y cortaron.
Tomo un TUC TUC hacia el aeropuerto. Salio a las 18:00 de uno de los últimos días de noviembre de la India.
Primer
o, el avión paro en los Emiratos Árabes, y luego si directamente a Madrid, España.
Llego exhausto. Pablo fue a buscarlo en su automóvil para ir al departamento donde vivían los 3, junto con Luca. Horas mas tarde, almorzaron un estofado con abundante pasta y salsa roja. Hablaron y mucho, el les contó sobre India, sobre como es toda la realidad social allí, lo enriquecedor que fue el congreso y desde luego, muy curiosos los chicos querían saber mas sobre la chica India, Shanti. Luego ellos le contaron, todo lo que había pasado en la universidad durante su ausencia. Cuando el reloj marco las 19:00 Pablo tenia que marcharse, pues tenia la reunión de oración de todos los jueves en su iglesia. Era cristiano protestante. Thiago también provenía de una familia Cristiana Protestante, pero en sus últimos años el se habría alejado de todas las actividades, aunque su fe en Dios no se había ido. Luca, proveniente de familia Cristiana Católica Apostólica Romana, también no era practicante de la misma.
Para Pablo ser cristiano era muy difícil, muchos lo miraban mal no solo por su fe sino por llevar un estilo de vida distinto al que practican todos los jóvenes de su edad, pues el no salía a boliches, no se embriagaba, no se drogaba entre otras cosas que la sociedad muchas veces obliga hacer. Pero pese a ello el jamás se arrepintió o renegaba de su fe, el estaba muy decidido y tenia un convicción digna de admiración, el ama a Dios mas que a su propia vida.
Por esas razones Pablo era el mejor amigo de Thiago, hasta se podría decir que era como un hermano del alma.
A la media hora de la partida de Pablo a la Iglesia, llamo a su familia. Atendió Magda. Como toda madre le pregunto de todo a su hijo, en especial quería saber que día iba a ir para Escocia, pues ya faltaba menos de un mes para la Navidad.
El
le contesto que seguramente la segunda semana de Diciembre iría, que no se desespere. Magda le contaba también que, tío Francesco y tía Ana, ya estaban allí, que se quedarían hasta marzo pues hacia mucho tiempo no se veían con sus sobrinos. Thiago se alegro mucho, recordó su última estadía con ellos y así también la desilusión que se llevo con el carnaval de Venecia, no por el carnaval en si, sino por su expectativa frustrada.

Luego de hablar como 2 horas seguidas, terminaron la charla, ya había que ir a dormir, pues empezaba a trabajar el lunes 29 de noviembre hasta seguramente el 10 de Diciembre, que se iría a Escocia.
Con pocas ganas, se levanto, desayuno con sus amigos, leyó el periódico, y marcharon así los tres hacia la Universidad.
Todo
s recibieron de modo calido al joven, lo bombardeaban de preguntas sobre India, el contesto lo justo y necesario, no estaba muy de humor, no sabia porque pero no era su mejor día.

Cuando culmino la jornada, no veía la hora de regresar al departamento. En el camino, junto con Pablo, este le contaba lo que estaba haciendo con los jóvenes de su iglesia, y los planes que tenían para poder ayudar a las tantas familias que habían caído en la quiebra por la crisis económica. También le contaba la mucha necesidad que había en la gente, en todo sentido, no solo desde lo material, sino desde lo emocional, desde lo espiritual. Mucha gente depresiva, muchos que querían suicidarse, gente que no le encontraba sentido a su vida, muchos también con ausencia de afecto, necesitados de amor, de un abrazo, de un consejo, de un oído que los escuche, que no los juzgue, que los entienda.
Thiago escuchaba con mucho interés a su amigo, sentía que algo de lo que le contaba lo tocaba muy adentro, pero no entendía bien. Pablo que no era para nada tímido, lo invito que en el poco tiempo que le quedaba en España, si quería podía participar, ayudar a quienes más lo necesitaban.
No lo dudo. Le dijo que si.
La alegría fue grande, Pablo sabia que su amigo no pondría excusas ante la necesidad de su prójimo. Mientras planeaban que harían en esos días, Luca con un grito desesperante lo llama a Thiago.

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